lunes, 18 de julio de 2011

Para ella

Nada atípico durante la mañana. Me subí a la cuncuna con dirección al norte. Descanso en el asiento de siempre, miro, y ahí estaba ella somnolienta y descolorida. Astigmatismo, miopía, los dos... ni idea, pero los lentes no le asentaban. Pelo corto, claro y sin vida. A pesar de su malogrado aspecto ahí estaba ese brillo en sus ojos cansados. Ella siempre trato de acurrucarse en el hombro de su compañero, pero él ya dormía a la altura de la segunda pasarela. Preocupada, puso su mano sobre el respaldo para evitar los golpes del bus con los baches del pavimento, incomoda, pero lo cuidaba. Ella lo contempló durante todo el recorrido, aún cuando sentía su rechazo. Lo pude percibir cuando sus ojos se perdían y daban cuenta que era ella la que debía estar en su inconsciente, protegida y no él. Se ponen de pie para bajar. Al mirarlo pude ver que ese brillo en sus ojos, que debía reflejar el afecto por ella, se había quedado pegado en el interior de sus parpados.

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